El equilibrado facial hace que el rostro tenga un aspecto más armonioso al ajustar los pequeños desequilibrios. Realza las zonas que necesitan volumen y suaviza los rasgos que destacan demasiado.
El objetivo no es cambiar su aspecto, sino hacer que todo fluya de forma natural para que ninguna parte parezca fuera de lugar.
El resultado es sutil: pareces más fresca, no obviamente tratada.










